Los peligros de la deuda

La deuda es una mala compañera de viaje. Endeudarse es muy fácil para lo costoso que puede ser abandonarla y ese es solo uno de los peligros de la deuda que no te cuentan.

Lo que sí verás por todos lados son opciones para endeudarte. Desde el clásico “compra ahora y paga en…” hasta el recurrente “paga en doce meses sin intereses” pasando por otras más emotivas y menos prácticas como “haz realidad tus proyectos”, “te mereces un capricho” o “la vida está para disfrutarla”.

Al final da igual el reclamo, toda deuda tiene sus riesgos y consecuencias para tu vida, tu mente e incluso tu estado de ánimo. Estos son lo más importante que debes tener en cuenta:

Peligros de la deuda

Gastas en cosas que no necesitas

El crédito es una fórmula muy sencilla de engañar a tu cerebro para que gastes más de lo que en realidad necesitas. Además, lo hará de forma automática e inconsciente.

Para que lo entiendas mejor. Piensa en una televisión nueva de 799 euros. Quizás te parezca mucho dinero, pero la cosa cambia cuando se traduce en 50 euros al mes, ¡y sin intereses!

Esta es una de las cosas que no te cuentan de la deuda y uno de sus mayores peligros. Una deuda no tiene por qué suponer el pago de intereses.

De hecho, por eso funcionan tan bien para las tiendas los préstamos sin intereses y las ofertas de pago aplazado de las grandes superficies. 👉 Aquí te cuento cómo funcionan de verdad esos préstamos sin intereses

Cambia la televisión por cualquier otro producto que quieras y que se venda en una gran superficie y verás que la tentación de la deuda ronda en cada esquina, incluso en tu cartera. Tu tarjeta de crédito te permite gastar independientemente de lo que tengas en tu cuenta.

Dependiendo del modelo contratado, la tarjeta de crédito va sumando cargos y llegado un día pactado del mes, si hay dinero, estos se abonan y no pasa nada, pero si no hay fondos, se activa el crédito con intereses que suelen superar ampliamente el 15%. Y esa fórmula ni siquiera es la más peligrosa.

Gastas más de lo que tenías pensado

Incluso si vas a comprar algo que necesitas, la tentación de gastar más por culpa de la deuda seguirá estando ahí.

¿No me crees? Piensa en el último coche que compraste, que seguramente fue a través de un préstamo. ¿Te ceñiste al presupuesto o añadiste algún extra ‘porque total, podías hacerlo’?

Si te has casado y financiaste tu boda (un error muy habitual), haz memoria de los gastos. Seguro que fueron más de los que tenías en mente al principio. 

O piensa en tus últimas vacaciones. Con las ofertas de contrata hoy, paga dentro de 6 meses sin intereses, es muy fácil que tu presupuesto se dispare.

Estos son solo tres ejemplos de cómo la deuda afecta a las personas y a su toma de decisiones. Si hay un peligro oculto de la deuda en el que rara vez reparamos, es este que acabas de ver.

Pagas más por el mismo producto

Los intereses de la deuda son precisamente lo que te hacen pagar más por un mismo producto. Es algo que todos sabemos, pero que tendemos a infravalorar e incluso a desterrar de nuestra mente porque nos puede el impulso consumista (lo que quieres es la televisión, no pensar en cuánto te va a costar la realidad).

Hay una realidad que debes tener clara: pagar al contado, sin deuda, siempre es más barato. La razón es sencilla: no pagarás intereses.

Retomando el ejemplo de la televisión, es habitual ver un precio y después una oferta de financiación de 50 euros a 25 meses, en cuyo caso el aparato de 799 euros terminaría costando 1.250 euros y todo por haber escogido costearlo a plazos.

¿Todavía no lo tienes claro? Vamos a ver otro ejemplo con una compra que típicamente se financia: el coche.

Imaginemos que Pedro decide adquirir un nuevo vehículo que cuesta 15.000 euros a través de un préstamo al 8% y un plazo de 5 años, ya que los 304,15 euros de cuota mensual resultante encajan en su presupuesto.

Al final, Pedro terminará pagando 18.249 por el coche, 3.249 euros más que si lo hubiese pagado al contado.

Y eso no es lo peor, en caso de querer vender el coche al cabo de un año por necesidad, Pedro se chocará con la cruda realidad de que el valor del vehículo ha bajado y que con lo que le pagan no puede ni siquiera devolver el préstamo. Por fortuna, la pérdida económica será importante pero generalmente no devastadora. No siempre es así.

Ahora imagínate que en lugar de un coche estamos hablando de una casa y que la diferencia es que te quedas sin casa y con una deuda de 30.000 euros por la hipoteca. 

Vives esclavo de las deudas

Las deudas son una losa emocional, un recordatorio de tus obligaciones económicas y una presión añadida. Independientemente de tu situación financiera, tendrás que hacer frente a ellas. Eres su esclavo y no serás libre hasta que no pagues.

Y por mucho que tu situación financiera sea buena, esa deuda supone un estrés financiero que a menudo sobrevuela tu cabeza y que afectará todas tus decisiones profesionales y vitales. ¿Quieres cambiar de trabajo? Antes tendrás que ver si con el nuevo puedes hacer frente a tus obligaciones (tus deudas). ¿Pensando en estudiar un máster? Más de lo mismo. ¿Tomarte un año sabático? Si tienes deudas será casi imposible hacerlo.

Al final, cuando eres esclavo de la deuda, no vives libre y no trabajas para ti, sino para ella.

Te hacen perder oportunidades profesionales

Este es uno de los problemas de la deuda que tienden a pasar desapercibidos. Cuando asume que vivir endeudado es lo normal, se pasa por alto la forma en la que afecta a las decisiones que tomas, también en el trabajo.

Para que lo entiendas mejor, imagina que quieres cambiar de trabajo porque estás harto de tu jefe o que tienes una gran idea de negocio que te gustaría probar. Si tienes deudas siempre habrá un fantasma sobrevolando tu mente a la hora de plantearte estos cambios porque necesitas unos ingresos fijos mínimos al mes para pagar esa deuda.

En otras palabras, vivirás con miedo porque si no tienes un sueldo no podrás pagar lo que debes y perderás lo que has conseguido hasta el momento. Así es como vivir endeudado castiga tu progresión profesional.

Tus relaciones y tu salud se resienten: la deuda te amarga la vida

Todos los peligros anteriores de la deuda conducen a este. Cuando tienes deuda vives más estresado y esto afecta a tu cabeza y a tu salud. En el caso de la segunda, puede traducirse en problemas de lo más variopinto, desde falta de energía hasta insomnio.

Además, la deuda puede afectar seriamente a tus relaciones personales y, sobre todo, a las relaciones en pareja. El dinero es el segundo motivo de discusión en pareja y como media hará que discutas de verdad dos veces al año. Eso es, por ejemplo, lo que sucede cuando un ahorrador se casa con un gastón.

Para la mayoría de las personas, vivir endeudadas es vivir amargadas. Y lo peor es que puede que no se den cuenta de que ese endeudamiento es la principal causa de su estrés e infelicidad.

Y eso es todo

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